NORMAL inaugura nueva exposición del artista Pablo Barreiro el día 10 de abril a las 19:30 h. Se podrá visitar hasta el 10 de julio.
No Parque del Pasatiempo en Betanzos, ideado por los hermanos Naveira, fueron reproducidas muchas formas históricas y culturales que definen un imaxinario cosmopolita.
El Parque dispone un contexto de contemplación de múltiples esculturas y construcciones que se pueden encuadrar en la idea del viaje iniciático europea por antonomasia, el Grand Tour tan común entre los séculas XVII y XIX. Pero al mismo tiempo el lugar funciona como entrada mistagóxica la un viaje interior en la que la forma cultural se comporta como guía del alma. En la entrada del Parque dos leones guardaban la puerta, dos leones que los Naveira copiaron de los originales en la basílica de San Pedro (Roma), feítos en mármol de Había acarreado por Antonio Canova (1757-1822) para el sepulcro del papa Clemente XIII (1759-1769). Uno representa las virtudes de la fe. Lo otro, la vida eterna. Los leones son los guardianes del acceso a algo que está más allá y preparan la mente para el reconocimiento de las formas por venir, a la manera de las formas platónicas. Hic sunt leones, decían los romanos, «Aquí están los leones», los que guardan del secreto acontecimiento. Después de haber decaído el Pasatiempo, ya en los años 70, los leones fueron mercados y llevados para Asturias, donde vigilan en la actualidad a entrada del santuario de Covadonga.
Fotografía: Roi Alonso
Pablo Barreiro establece un diálogo con la copia de los leones que viajó desde Roma a Betanzos y de Betanzos a Covadonga, buscando la aproximación a la Urbild, figura arquetípica, que consolida la idea de un mundo, el europeo. No su trabajo de acción y reflexión sobre la copia, realizando copia de la copia, reproduce con intento visionario partes de los leones como signos de un prototipo alrededor del cual la historia del arte comenzó a gravitar, tal y como señala Ernst Gombrich, definiendo el sentido canónico de la belleza. En las escalas de arte a reproducción de los prototipos era condición necesaria para aprender el buen gusto y adquirir la maestría de la tékhne, la técnica.
Pablo, con acertado refinamiento deconstrutivo, reflexiona sobre el proceso técnico de la reproducción buscando la firma que, como rastro arqueológico, queda diera arquetipo desgarrado, roto, ruinoso y del que solo nos queda el resto, el trozo, el fragmento. La connotación de la forma no busca en su trabajo a consolidación de una opus sino la representación del proceso como desvelamento del sentido que la regla estética creó como criterio iniciático para la comprensión del mundo. El autor propone con las piezas y orquestación conjunta de esta exposición una contra-iniciación, la de la inoperosita (inoperosidade) de la que tala el filósofo italiano Giorgio Agamben, con relación al objeto estético. La inoperosidade de Pablo desabra la obra consolidada para abrirla la nuevas usos que no solo son estéticos sino también políticos, que provocan pensamiento, desactivando la acción cultural canónica, mostrando el vacío fundante de Occidente y agasajándonos con una acquiescentia in se ipso spinoziana, «una alegría que nace del hecho de que el ser humano se contempla a sí mismo y su potencia de actuar», alegría contemplativa que este trabajo en proceso aquí expuesto nos presenta como posibilidad de des-habitar el arquetipo estético occidental para hacerlo habitable en maneras que la historia del arte aun no pensó.